"Votos para las mujeres" - Mark Twain


Mark Twain

"Los votos para las mujeres"
 Discurso pronunciado el 20 de Enero de 1901.

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"Me gustaría ver el momento que las mujeres ayudaran a crear las leyes. En cuanto al gobierno de esta ciudad, es una vergüenza; pero si debo vivir veinticinco años más creo que voy a llegar a ver a las mujeres sosteniendo una papeleta electoral. Si las mujeres tuvieran el voto hoy en día, el estado de las cosas en esta ciudad no existiría...."

"Damas y caballeros:

Esta es una pequeña ayuda que puedo dar, pero es justo este tipo de ayuda la que se puede dar desde el corazón a través de la boca. El reporte del Señor Meyer fue admirable, y he estado tan interesado en él como lo han estado ustedes. Porqué, tengo el doble de edad que él, y tengo tanta experiencia que yo le diré a él, cuando haga su petición de ayuda: “No lo haga para hoy o para mañana, más bien colecte el dinero en el acto.”

Todos somos criaturas de impulso repentino. Tenemos que ser trabajados “al vapor”, por así decirlo. Hagan que escriban su voluntad ahora, o podría ser muy tarde en el futuro. Quince o veinte años atrás tuve una experiencia que nunca voy a olvidar. Fui a una iglesia la cual estaba repleta por una multitud sofocante y jadeante.

El misionero de nuestra ciudad – Hartford – hizo un llamado por ayuda. El habló de experiencias personales entre los pobres en los refugios y los balcones superiores de los templos requiriendo de dedicación y ayuda. Los pobres siempre son buenos con los pobres. Cuando una persona con sus millones dona cien mil dólares hace un gran alboroto ante todo el mundo, pero en realidad esa persona no extraña ese dinero; es el óbolo de la viuda que no hace ruido pero efectúa el mejor trabajo.

Recuerdo que en esa ocasión en la iglesia de Hartford la colecta fue llevada a cabo. La petición me había agitado tanto que casi no podía esperar a que por el sombrero o la bandeja viniera hasta mí. Tenía cuatrocientos dólares en mi bolsillo, y estaba ansioso de colocarlos en la bandeja y quería pedir prestado más.

Pero la bandeja tardaba tanto en llegar hasta donde estaba, que el calor de la fiebre de la beneficencia fue bajando más y más - bajando a un ritmo de cien dólares por minuto.

La bandeja me fue pasada demasiado tarde. Cuando finalmente llegó hasta mi, mi entusiasmo había bajado tanto que conservé mis cuatrocientos dólares – y robé diez centavos de la bandeja. Por lo tanto, como ustedes pueden ver, el tiempo a veces lleva a la delincuencia.

Oh, muchas veces he pensado en eso y lo he lamentado, y yo conjuro a todos a dar, mientras que la fiebre aún esté en ustedes.

Refiriéndose a la esfera de la mujer en la vida, voy a decir que la mujer siempre tiene la razón. Por veinticinco años he sido un hombre a favor de los derechos de la mujer. Siempre he creído, mucho antes de que mi madre muriera, que, con su cabello gris e intelecto admirable, tal vez ella sabía tanto como yo. Tal vez ella sabía tanto como yo acerca de la era una votación.

Me gustaría ver el momento cuando las mujeres ayudaran a crear las leyes. Me gustaría ver ese latigazo, la boleta electoral, en las manos de las mujeres. En cuanto al gobierno de esta ciudad, no quiero decir mucho, excepto que es una vergüenza – una vergüenza; pero si debo vivir veinticinco años más – y no hay una razón de porque no debería – creo que voy a llegar a ver a las mujeres sosteniendo una papeleta electoral. Si las mujeres tuvieran el voto hoy en día, el estado de las cosas en esta ciudad no existiría.

Si todas las mujeres en esta ciudad pudieran votar en la actualidad, elegirían el alcalde en la próxima elección, y se levantarían en su poder y cambiarían el deplorable estado de las cosas que ahora ocurren aquí."


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